Más allá de los colores con los que se identifique cada uno, existen en el mundo del fútbol figuras emblemáticas, de indudable carisma y con grandes dotes de liderazgo, que han cambiado el curso de un equipo con su llegada al banquillo. Daría para otros dos posts hablar de las virtudes de Mourinho o de Guardiola, técnicos que han hecho historia en Madrid y Barça respectivamente; pero aprovechando la coyuntura mediática actual, hablemos de don Diego Pablo Simeone y su efecto, no solo en la plantilla del Atlético de Madrid, sino en todo el club y afición. Porque independientemente de con qué equipo simpaticemos, es indudable reconocer en Simeone a un auténtico líder del que aprender numerosas lecciones.
El 7 de enero de 2012 llegaba al banquillo del Atleti una vieja cara conocida, el Cholo del doblete. Cogió a un equipo a la deriva. Iban en undécima posición y acababan de ser eliminados de la Copa por un Segunda B… Una deuda de casi 200 millones de euros, en el puesto 23 del ranking FIFA y un club con afición y directiva duramente enfrentadas.
Aquel 2012 en el que llegó el Cholo el Atleti terminó quinto, a solo 2 puntos de la Champions y ganó la Europa League al Athletic en una final soberbia con un Falcao pletórico. Fue el principio de una era, el inicio del “cholismo”.
Nueve años después, el Atleti se codea con los grandes de Europa jugando la Champions año tras año y estando entre los 5 primeros puestos del ranking FIFA. El agujero financiero del club se ha subsanado, se han sumado 8 títulos a las vitrinas del Metropolitano y el mal endémico de tiempos pasados en los que era imposible retener al talento, ya no ocurre; es más, algunos cracks como Luis Suárez han visto en el Atleti una oportunidad para reivindicarse.
En otros clubs podría decirse que un cambio de este calado se debería a varias circunstancias, pero en el caso del Atleti se produce por las características de un entrenador diferente. Pero… ¿qué tiene el Cholo para haber cambiado el curso de la historia de todo un club?
Filosofía propia
El “partido a partido” del Cholo ya traspasa fronteras, es un eslogan icónico de Simeone. Y, si nos paramos a analizarlo, no es especialmente original, pues es un dogma sobradamente aplicado en otras tantas facetas de la sociedad. El “paso a paso”, “poquito a poco”, “sin prisa, pero sin pausa”, el trabajo duro y constante. Sin embargo, encaja a la perfección con la idiosincrasia del Atlético. Un club a priori a la sombra de los dos grandes clubs de España que, gracias a esta filosofía, se sacude la presión de cualquier objetivo ambicioso a largo plazo, algo que podría ser abrumador. Les quita a sus jugadores esa presión para hacerles pensar, simple y llanamente, en ganar el próximo partido.
Alineado con el club
El Cholo ya tuvo su época de jugador. Conoce el club, sus señas de identidad, el carácter de su afición. Cuando el Cholo habla destila sentimiento colchonero, y eso a la afición le llega, lo sienten como uno de los suyos. Y no solo a la afición, también se lo transmite a los jugadores, algo que siempre es un plus en el deporte, el factor psicológico, el estado anímico.
Pasional
El Cholo se desgañita desde el banquillo, corre, salta, aplaude, se queja al árbitro… Es todo lo contrario a la figura del entrenador impertérrito al fondo de la caseta. Simeone vive el partido como si estuviese jugándolo y toda esa actividad que destila se la transmite a sus jugadores. Un líder dinámico transmite dinamismo a su equipo.
Mentalidad ganadora y estratega
Sin duda exige a los suyos lo máximo y busca siempre ganar. Durante años (que no en la última temporada) se le ha criticado por plantear un juego defensivo, el “antifútbol” para muchos, pero a menudo es fruto de una estrategia muy premeditada en la que aprovecha sus fortalezas para la consecución de su objetivo. Sin dejar de lado la identidad del club, ha relegado el estigma del “pupas” para dar pie a un equipo que, al menos, siempre se lo pondrá difícil al rival.
Alta inteligencia emocional
Ángel Correa es un jugador que, a todas luces refleja el impulso positivo del Cholo. En la presente temporada, “Angelito” tuvo errores garrafales. En el partido contra el Betis, cuando era de vital importancia el triunfo para mantener las opciones de ganar el título, se vio a Angelito afectado, impotente ante su reiterado desatino de cara al gol. Y a la conclusión del encuentro, la televisión nos dejó para el recuerdo esa imagen del Cholo acudiendo a abrazar al jugador argentino.
En aquel final de partido, el Cholo demostró que un buen líder puede enfadarse ante la desidia de un jugador perezoso o que tiene una mala actitud, pero no ante un hombre que se ha pasado los 90 minutos de encuentro intentándolo con ahínco una y otra vez. El Cholo se percató de ese titánico esfuerzo y acudió a abrazar a Angelito para evitar que el jugador perdiese la confianza en sí mismo. “Si sigue así llegará el gol, porque la vida y el fútbol son trabajo y un día paga”, dijo por entonces el técnico. Y vaya si el fútbol le devolvió la deuda a Correa. Quizá gracias a la capacidad empática del Cholo aquella tarde, Ángel Correa tuvo la confianza suficiente en la última jornada de Liga para revolverse con un regate milimétrico y tirar de recurso poco frecuente como es un gol de puntera (o “de puntín”, como dicen en Argentina). En otras circunstancias, con otro entrenador quizá, la confianza del jugador se habría visto mermada y su rendimiento habría ido cayendo en picado.
Saca lo mejor de cada miembro del equipo
Y esto va muy relacionado con lo mencionado en el punto anterior. Reconvirtió a Juanfran de extremo mediocre a lateral de referencia mundial, a Llorente de pivote más bien defensivo a extremo revulsivo polivalente y con olfato de gol (además de un excelente asistente de gol), a Savic; que parecía relegado a un papel secundario, en referente de la zaga… Suma y sigue. Si el Cholo ha sido elegido como mejor entrenador de la década por la IFFHS es también en parte por su capacidad de revalorizar a jugadores sin el cartel de estrellas, es especialista en sacar lo mejor de cada jugador.
Da la cara
A las buenas y a las malas. Un auténtico líder responderá de sus actos y los de su equipo para bien y para mal, sin excusas, responsabilizándose de los errores y los aciertos. Además, Simeone a menudo consigue desviar la atención mediática hacia su persona para restar presión a sus jugadores.
Buen comunicador y carismático
Se expresa muy bien. Muy claro. Además, de que siempre transmite mucha emoción en sus palabras. Eso gusta al aficionado. Tiene muchísimo carisma, mucha personalidad, y eso genera confianza, tanto a jugadores como a la afición. Mantiene las formas, es educado, correcto y a la vez contundente en su discurso.
Esfuerzo
Otro lema del Cholo. “El esfuerzo no se discute”. Por eso acudió a animar a Correa aquella tarde contra el Betis, porque el argentino había hecho lo indecible por conseguir el gol. Su esfuerzo fue titánico. Por el contrario, hemos visto al Cholo relegar al banquillo a jugadores que no demuestran las cotas de trabajo que exige. A pesar de la enorme calidad de Joao Félix, a menudo oímos a Simeone desgañitarse en la banda pidiéndole más al portugués. Siempre pide que el jugador dé el máximo y el que no esté por la labor no tiene sitio en su once.
Sabe rodearse de un buen cuerpo técnico
El profe Ortega o el Mono Burgos han hecho mucho también por este Atleti, y fueron elecciones de Simeone. Un gran líder también debe saber rodearse de gente que le sume con el fin de configurar un elenco que saque lo mejor de los jugadores.
El fútbol tiene sus características inherentes, pero muchas de las virtudes de Simeone son extrapolables y aplicables a la hora de liderar un equipo en cualquier otro contexto. Esfuerzo, personalidad, capacidad empática, responsabilidad, carisma y, sobre todo, esa capacidad que debería tener todo gran líder: ser capaz de sacar lo mejor de cada miembro del equipo por el bien colectivo.