La banca es como un juego, y al final siempre gana el mejor. (Emilio Botín)

Tal vez últimamente hayas visto noticias, anuncios, o tengas familiares/amigos que te hayan comentado algunos cambios que ha llevado a cabo su entidad bancaria acerca de la política de comisiones. Quizás la impresión generalizada sea que cada vez cobran más por diferentes servicios.

Lo primero de todo (aunque no lo creas), los bancos son instituciones privadas con ánimo de lucro, que prestan una serie de servicios a sus clientes y por tanto, cobran una prestación a cambio de ello. El principal objetivo, (que no nos engañen) es maximizar el beneficio.

El concepto de banco, como entidad intermediaria en el intercambio de un producto (dinero) entre oferente y demandante surge allá por el 2000 a.C.

Las primeras entidades, surgen en Italia a finales del siglo XV (Montes de Piedad). Se puede afirmar que los bancos han sido actores claves en el desarrollo y progreso económico mundial, así como en la globalización del mismo.

¿Cómo ganan dinero los bancos? Tradicionalmente el negocio se basa en el cobro por el servicio de financiar a clientes demandantes de capital (activo para el banco) gracias al capital que los clientes oferentes de capital tienen depositado (pasivo para el banco). Es decir, mediante la diferencia entre el interés que pagan los demandantes y el interés pagado a los oferentes. Además, cada vez con mayor importancia generan beneficio a través de servicios bancarios: transferencias, divisas, tarjetas, seguros, entre otros muchos.

Es conveniente situarse en el contexto temporal y en la situación global actual, para entender los movimientos, las decisiones y el motivo de ciertas políticas de estas entidades en cuanto al cobro de comisiones. A continuación enumeramos una serie de factores que entendemos que han podido llevar a ello:

Nuevos intervinientes en el mercado

En los últimos tiempos la cantidad de actores en el mercado se ha incrementado exponencialmente, compañías fintech, Neobanks (banca 100% digital) o las BigTech (grandes compañías tecnológicas) están ofreciendo cada vez más servicios que hasta la fecha se presuponía que prestaban únicamente las entidades financieras tradicionales. La globalización pero sobre todo el avance tecnológico han hecho que la competencia se haya incrementado considerablemente. Muchas empresas de comercio online, como seguramente te habrás percatado, dan la posibilidad de financiar las compras en el mismo momento.

Endurecimiento legislativo

Quizás el sector financiero sea uno de los más regulados por diferentes organismos. Dada su importancia y trascendencia se estipulan medidas, baremos y coeficientes de obligado cumplimiento por parte de las entidades. Tras la crisis del año 2007 el BCE ha puesto el foco y exigido mayor control sobre los ratios de solvencia, el coeficiente de caja (% de reservas líquidas que la entidad ha de depositar en el banco central de su región. En el caso de entidades españolas se sitúa en el 2%) o los ratios de morosidad. El Banco Central Europeo, actualmente cobra a los bancos el 0,5% por estos depósitos a las diferentes entidades. El endurecimiento de estos puntos ha provocado que ciertas actuaciones y políticas se limiten. Si bien es cierto que el objetivo ha sido crear entidades más fuertes y fundamentalmente solventes.

Problemas estructurales

La crisis del año 2007 marcó un antes y un después en el funcionamiento general de los bancos, pero fundamentalmente en su canal de distribución. Hace unos años no era raro encontrarse en una misma calle tantos bancos como bares. El número de oficinas físicas según la AEB (Asociación Española de Banca) se situó a cierre de 2019 (últimos datos publicados) en 24.855 oficinas, mismo número que a mediados de 1980 y muy por debajo de las más de 45.000 que hubo en 2008. Además, el proceso de adaptación a las nuevas tecnologías no está siendo coser y cantar.

Tipos de interés decrecientes

Es el principal motivo que perjudica a los bancos. Podemos decir que la base del negocio es la “compraventa de dinero”, si el valor del mismo disminuye a niveles similares de producción, menor beneficio. El tipo medio de interés de préstamos y créditos se ha reducido desde el 5% en 2005 hasta menos del 2,5% en la actualidad. Si nuestro punto de vista fuese más lejano las diferencias serían todavía mayores. Preguntad a familiares mayores cuánto pagaron en su momento de interés en la hipoteca. Os vais a sorprender con algunos datos.

En cada situación, en cada momento de la historia el dinero tiene un “valor real”. Por ejemplo, ¿qué le ocurre a un panadero si el precio de la harina sube?, obviamente si quiere seguir manteniendo el mismo beneficio deberá de incrementar el precio de la barra de pan.

Todos estos factores comentados están afectando a la rentabilidad de los bancos, por ello, cada vez de forma más incesante tratan de compensar, generando las denominadas “comisiones no financieras”. Es decir, buscar el beneficio en productos o prestación de servicios que no sean directamente intercambio de dinero: activos fuera de balance (fondos de inversión o planes de pensiones) venta de seguros, medios de pago como tarjetas, servicios de inversión, etc. Todos estos productos y servicios en los últimos años están sustentando cada vez en mayor porcentaje la base de los beneficios de las entidades.

Pese a ello, el número de entidades participantes en el mercado se han ido reduciendo. Como ves en el siguiente gráfico, el número de entidades ha minorado desde 55 entidades en el 2009 a apenas 11 actualmente. La principal consecuencia ha sido y es la concentración de las entidades mediante fusiones o adquisiciones.

Gracias al endurecimiento de ciertas leyes, ratios, políticas de información y publicidad se ha conseguido que se mantengan las entidades más seguras y fuertes; pero sobre todo consumidores más protegidos, informados y amparados por la ley. Aunque, desde el punto de vista del cliente, se ha limitado su poder de decisión al concentrar la oferta.

Hablar y pensar en dinero, de ahorros,  fruto del esfuerzo y trabajo es muy complejo. En algunas ocasiones se recurre a la concepción de pensar que, “con el dinero que tengo guardado en el banco está claro que lo mueven como les da la gana para ganar más dinero”.

La imagen del sector en los últimos años no ayuda a tener una buena concepción general. El rescate bancario, del que tantas veces y tantas personas hablan, se produce por malas prácticas desde algunas entidades (mayormente cajas de ahorro); cuyos órganos directivos, casualmente estaban dirigidos por políticos que decidieron jugar a ser banqueros, mirando únicamente por sus intereses.

Podemos afirmar que no se realizó un rescate bancario si no un rescate “cajario” al que el resto de entidades que sí habían realizado bien su trabajo también tuvieron que contribuir. Se calcula que al menos con 14.500 millones a través del Fondo de Garantía de Depósitos, la SAREB o el Fondo Único de Resolución Europeo.

Ciertamente en su contra, hay que afirmar que da la sensación de que en la banca se ha dejado de tratar a los clientes como personas, para tratarlos simplemente como un mero “número”, ordenado en un rango según el beneficio actual/potencial del mismo. Aunque es cierto que cada vez esta práctica se está traspasando a todos los sectores.

 

En este post hemos intentado explicar el motivo por el cual se han incrementado las comisiones de las entidades, pero también dar un punto de vista diferente al que actualmente se ha generalizado a través de algunos estamentos y medios. Como hemos comentado al principio, se trata de empresas privadas y su objetivo (que no nos engañen) será la maximización del beneficio. ¿Montarías un negocio con el que no pudieras obtener una rentabilidad? (Obviamente excepto fines sociales, ONG y demás)

Los bancos, han sido, son y serán, independientemente de la forma, del canal o del nombre como los quieran llamar, entidades claves en la generación de valor a la sociedad así como en el progreso económico mundial.

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