«No pongas tu interés en el dinero, pero pon tu dinero a interés». Oliver Wendell Holmes. Poeta y médico estadounidense.

Para comenzar este post quiero que pienses en los conceptos de ahorro e inversión como dos términos semejantes.

Esta premisa, es el caballo de batalla al que debes enfrentarte, más si cabe en el entorno económico actual, en el que los escenarios de tipos de interés cero (incluso negativos) están a la orden del día. Esto unido a la inflación, es decir la subida continuada de los precios de mayor parte de productos y servicios, se traduce una serie de implicaciones en el día a día que nos obligan a plantearnos nuestra forma de ahorrar.

Debido a esta situación, podemos deducir que cualquier tipo de ahorro que no implique la inversión, implicará la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación.

Por lo tanto, el objetivo mínimo debería de ser el de obtener con nuestro capital una rentabilidad que sea capaz de batir la inflación, es decir, de mantener nuestro poder adquisitivo en el tiempo. Todo lo que no alcance este objetivo es perder dinero.

Esta forma de ahorrar o invertir es posible a través de numerosos instrumentos, vehículos, productos, de los que hablaremos más adelante.

Por desgracia, a menudo se han relacionado con el riesgo, la especulación, y por consiguiente el miedo. Un estereotipo totalmente generalizado, y equivocado, en muchos casos basado en experiencias negativas puntuales.

Para evitar este tipo de experiencias, es muy importante seguir un plan y unas directrices claras, coherentes y específicas apoyándote por ejemplo, en un especialista o asesor de su entidad financiera de confianza, mediante conocidos o formación en materia financiera. Todo con el fin de establecer un patrón en cuanto a horizonte temporal, perfil de riesgo, capital disponible y capital previsto, ajustado individualmente a las necesidades de cada inversor.

Más adelante hablaremos y contrastaremos con datos un hecho tan importante como es el estar dentro del mercado mediante los vehículos mencionados.

No te quedes con los brazos cruzados esperando a que el día a día del mercado merme tus ahorros, merme ese dinero que tanto cuesta ganar, simplemente por el hecho de no invertirlo. Es el momento de hacer que tu dinero trabaje por ti.

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