“No hay nada noble en ser superior a tu prójimo; la verdadera nobleza es ser superior a tu yo anterior”. Es una de las muchas buenas frases del Nobel de Literatura Ernest Hemingway y una lección para vivir alejados de las comparaciones, a menudo absurdas y frustrantes, con los demás.
Es inevitable caer en las comparaciones, lo hacemos constantemente y a menudo tiene que ver con algo de lo que ya hemos hablado en redes sociales: el pensamiento dualista. Si al prójimo le va mejor que a ti, le conviertes en exitoso y a ti, por el contrario, en fracasado. Si alguien aprende más rápido que tú, esa persona es por tanto inteligente y tú eres menos avispado. También puede ocurrir lo contrario, que estés poniendo freno a tu potencial al compararte con personas que avanzan más despacio, que caigas en el conformismo. Es una reducción simplista en contextos complejos donde entran en juego variables muy diversas como las características innatas de cada persona, el entorno en el que se desarrollan, el background que tiene cada uno, el tiempo que le han dedicado a algo, los apoyos de otros…
Las comparaciones son odiosas y caldo de cultivo de pensamientos pesimistas que generan sensaciones desagradables y que pueden poner freno a tu progreso o hacerte tirar la toalla en lo que hayas emprendido. Además, por lo general, son comparaciones poco constructivas y una pérdida de tiempo, pues cada uno tenemos nuestra propia idiosincrasia y son las cartas con las que tenemos que jugar.
Sin embargo, si ponemos el foco en nosotros mismos, en nuestra mejora constante, estamos creando un hábito saludable, recompensando a nuestra mente con la satisfacción de los buenos resultados de nuestro esfuerzo.
No te compares con los demás, cada uno vamos a un ritmo distinto, cada persona vive según sus circunstancias, céntrate en ser mejor que tu yo del pasado. Si te centras en mejorar cada día habrás creado el hábito de la evolución constante, la mejora continua. Siempre es mejor avanzar despacio que estancarse. La competitividad con otros a veces está bien, pero ten claro que al que tienes que ganar siempre es a tu yo del pasado.